Pincha en el video, y disfruta de la tierra del Quijote, Campo de Criptana, y yo artista, escritor y fotógrafo manchego.
¿ y dónde piensas hallar eso que dices, Sancho? ¿dónde? en la gran ciudad del Toboso. ¿y de parte de quien la vas a buscar? De parte del famoso caballero Don Quijote de La Mancha ,que deshace los tuertos y da de comer al que tiene sed ,y de beber al que tiene hambre. ¿Y sabes su casa Sancho? mi amo dice que han de ser unos reales palacios o unos soberbios Alcázares.
¿ Y la has visto algún día por ventura? No, ni yo ni mi amo la hemos visto jamás.
Este soliloquio pasó Sancho y volvió a decirse:
-Ahora bien, todas las cosas tienen remedio , menos la muerte debajo de cuyo manto debemos pasar todos , mal que nos pese al acabar la vida. Este mi amo es un loco de atar, y yo no me quedó atrás, pues soy más mentecato que él y sin embargo le sigo y le sirvo.
Es verdadero el refrán que dice "Dime con quien andas y te diré quién eres", y el otro dice "No con quien naces ,sino con quién paces".
Siendo, pues, loco como es, no será difícil hacerle creer que una labradora ,la primera con la que me topare por aquí, es la señora Dulcinea.Y cuando él no lo crea juraré yo, y si el juraré ,tornaré yo a jurar ,y si porfiaré, porfiaré yo más. Y quizá pensara, como yo imagino, que algún mal encantador que el dice que le quiere mal, la habrá mudado la figura.
Con esto Sancho sosegó su espíritu y tuvo por bien acabado su negocio, deteniéndose allí hasta por la tarde, para que don Quijote pensase que había ido y vuelto del Toboso. y todo le salió tan bien, que cuando se levantó para subir en el asno vio que venían hacia él tres ladronas sobre sus burros. Apenas las vio, a la carrera fue a buscar a su señor. Lo halló suspirando y diciendo mil amorosas lamentaciones. Apenas don don Quijote le vio, y dijo:
- ¿Qué hay , Sancho amigo?
¿podré señalar este día con piedra blanca o con negra?
¿buenas nuevas traes?
-Tan buenas - respondió Sancho-,que no tiene más que picar a Rocinante y venir a ver la señora Dulcinea del Toboso, que con otras dos doncellas suyas viene a verlo.
-¡Santo Dios! ¿Qué es lo que dices Sancho? -exclamó don Quijote-. Mira no me engañes ,ni quieras con falsas alegrías contentar con mis verdaderas tristezas.
-Qué yo sacaría yo de engañaros? -respondió Sancho-. Pique, señor, y venga y verá venir a la princesa nuestra.
Sus doncellas y ella son unas ascuas de oro, todas mazorcas de perlas, todas son diamantes, todas rubíes; los cabellos sueltos por las espaldas ,que son otros rayos de sol que andan jugando con el viento; y, sobre todo, vienen a caballo sobre tres aparejos recomendados, que no hay más que ver .
Tendió don Quijote los ojos por todo el camino del Toboso, y como no vio si no a las 3 campesinas ,turbose todo, y preguntó a Sancho si las había dejado fuera de la ciudad.
AQUÍ EN EL VIDEO DE ARRIBA VERAS A TIERRA DE DON QUIJOTE,Y SU DULCINEA,A 15 KM DE CAMPO DE CRIPTANA,SE ENCUENTRA LA LOCALIDAD DEL TOBOSO,EN LA PROVINCIA DE (TOLEDO). Y NUESTRA SEÑORA DULCINEA DEL TOBOSO.
EL TOBOSO,TOLEDO,(DULCINEA Y DON QUIJOTE).
- ¿Cómo fuera de la ciudad? -replicó Sancho-. ¿Por ventura no ve que son estás, las que aquí vienen ,resplandecientes como el mismo sol a medio día?
- Yo no veo Sancho dijo don Quijote-, sino a tres labradores sobre tres borricos.
- Calle, señor dijo Sancho-, y venga hacer referencia a la señora de sus pensamientos ,que ya está cerca.
Y diciendo esto, se adelantó Sancho a recibir a las tres aldeanas, y apeándose del Rucio ,tomó el cabestro al jumento de una de las tres e hincandó varias rodillas en el suelo, dijo;
- Reina y princesa y duquesa de la hermosura! Reciba de buen talante al cautivo caballero vuestro , que aquí esta hecho de piedra mármol, todo turbado y sin pulso. Yo soy Sancho Panza, su escudero, y el es don Quijote de la Mancha, llamado por otro nombre el caballero de la triste figura.
Ya se había puesto don Quijote de hinojos junto a Sancho , y miraba con ojos desencajados y vista turbada a la que Sancho llamaba reina y señora ;
como no veía en ella sino una moza aldeana, y no de muy buen rostro ,porque era carirredonda y chata, estaba suspenso y admirado, sin osar despegar los labios.
Las campesinas estaban así mismo atónitas , viendo aquellos dos hombres tan diferentes hincados; pero rompiendo el silencio la detenida, toda mohina dijo;
-¡ apártense del camino y déjennos pasar, que vamos de prisa!
A lo que respondió Sancho:
-Oh, princesa y señora del Toboso! ¿cómo vuestro magnánimo corazón no se conmueve al ver arrodillado ante vuestra presencia la columna y sustento de la caballería andante?
Al oír esto una de las aldeanas dijo:
- Ahora vienen los señores a burlarse de las aldeanas ! sigan su camino y déjennos seguir el nuestro.
- Levántate, Sancho -dijo a este punto don Quijote-; que ya veo que la fortuna no esta de mi parte. Veo que en el maligno encantador me persigue , y ha puesto nubes y cataratas a mis ojos, y ha mudado y transformado tu sin igual hermosura y rostro en el de una labradora pobre.
-¡Qué abuelo¡ respondió la aldeana- amiguita soy yo de oír resquebrajos! ¡ apartense y déjennos ir ,que se lo agradeceremos!
-Se apartó Sancho y la dejo pasar ,contento de haber salido de un enredo. Apenas se vio libre la aldeana que fue tomada por la Dulcinea, picó su burro con aguijón y hecho a correr por el prado adelante. Y como el asno sintió la punta del aguijón ,comenzó a dar corvocos y dió con la señora.
Dulcinea en tierra. Lo cual visto por don Quijote acudió a levantarla, y Sancho a componer y cinchar la carona. Pero la encantadora señora echó a correr y ,puestas las manos sobre las ancas del asno , montó de un salto a horcajadas como si fuera un hombre.
-!Viva Roque! -gritó Sancho- !nuestra señora puede enseñar a subir a la jineta al mas diestro cordobés o mejicano¡ !y no le van en zaga sus doncellas , que todas corren como el viento!
Y era verdad porque viéndose cabalgada Dulcinea, todas picaron tras ella y dispararon a correr, sin volver la cabeza por espacio de media legua. Las siguió don Quijote con la vista, y cuando ya no las vio, volviéndose a Sancho, le dijo;
Sancho cual mal querido soy de encantadores! ¡ mira hasta dónde se extiende su ojeriza , que me han privado de la alegría de ver a mi señora! ¡ soy el más desdichado de los hombres, Sancho!
Harto tenía que hacer el socarrón de Sancho para disimular la risa, oyendo las sandeces de su amo tan delicadamente engañado. Y volviendo a subir a sus bestias, siguieron el camino de zaragoza .
FIN